El 14 de septiembre de 1982, la princesa Grace de Mónaco perdió la vida en un accidente automovilístico. El mundo entero se conmocionó ante esta trágica muerte de una persona que fue una "gran dama" de corazón y alma, antes de serlo por rango social.
En 1956, cuando la "princesa de Hollywood" se casó con el príncipe Rainiero de Mónaco, interrumpió su brillante carrera cinematográfica para dedicarse a su marido y más tarde a sus hijos. Después de su matrimonio, en efecto, Grace se negó a volver a su arte. Sin embargo, hizo una excepción a favor del Rosario, poco antes de morir.
Ferviente católica, la princesa no pudo negarse a la apremiante invitación del padre Peyton, el apóstol del Rosario familiar, a quien conocía bien. Este quería rodar una nueva película, en la Basílica de San Pedro en Roma, para promover el rezo del Rosario: «Su Alteza, un pobre sacerdote irlandés le pide a Gracia** que "le conceda esta gracia" a la Reina del Rosario...»
Grace no pudo decirle que no a su viejo amigo y, después de más de 25 años de ausencia, volvió ante las cámaras. Mario Tursi, el único italiano en el equipo de filmación, se conmovió: «Fue realmente un evento excepcional. Vi a la Princesa rezar los misterios del Rosario con extraordinario entusiasmo y fervor. Revivo su mirada inspirada, la entonación perfecta de su voz, el estilo impecable con que cantaba los versículos del Evangelio. Grace posó con fe, teniendo como sugerente telón de fondo la Basílica de San Pedro. ¿No es este acto de fe su testamento espiritual?».
Adaptado de: El llamado del Corazón Doloroso e Inmaculado de María, núm. 101. Citado en el Florilegio mariano del Hno. Alberto Pfleger, marista (1986).
** El sacerdote hace un juego de palabras con el nombre de la princesa “Grace” que significa “gracia”.