Luis Francisco Budenz, uno de los principales líderes del comunismo en Estados Unidos, nació en un hogar católico muy devoto en el estado de Indiana. A los 20 años, se marcha de casa porque ama a una mujer divorciada. Entonces, la cuestión social lo atrapa, lo fascina. Defensor de todas las reivindicaciones proletarias y estratega de todas las guerras obreras, más de veinte veces fue arrestado y encarcelado. De 1935 a 1945 lideró la lucha como editor del Daily Worker, el gran periódico rojo de Nueva York, y como miembro del Comité Nacional del Partido Comunista de Estados Unidos.
Un día de 1936, se encontró cara a cara con el obispo Fulton Sheen*, en un bar de Nueva York. ¿No es la política de la mano extendida una victoria segura? Pero de repente, el sacerdote interrumpe las diatribas del famoso polemista: "¡Y ahora hablemos un poco de la Virgen!". Esa larga hora de contemplación de María devuelve por un momento a Budenz la paz íntima que percibió en su Primera Comunión, pero el regreso del hijo pródigo tardaría nueve años, “acosado” por la Virgen del Rosario.
En realidad, la palabra del sacerdote solo había establecido una misteriosa “telepatía” entre el estado de Indiana y Nueva York. En su querida ciudad natal, todas las tardes, a lo largo de estos 30 años, su familia, de rodillas frente al Ecce Homo, había repetido más de cincuenta veces el “ruega por nosotros, pecadores”. Entonces, el periodista converso escribe Esta es mi historia para dejar testimonio de cómo esta historia es un largo camino de 35 años bajo la dulce estrella de María. El libro está dedicado a la Inmaculada Concepción.
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*Mons. Fulton Sheen (1895–1979) fue un prelado católico estadounidense, obispo auxiliar de Nueva York en 1951, promovido a arzobispo in partibus en 1969. Es ante todo conocido por sus dones de orador y su notable presencia en los medios. La revista Time, que acuñó el término “televangelista”, le concedió el título de «primer televangelista».