Me parece que no puedo decir que nadie ha penetrado en el misterio de Cristo, sino solo la Virgen. San Pablo habla a menudo de la "inteligencia" que le fue concedida y, sin embargo, cómo todos los santos parecen permanecer en la oscuridad, cuando se contempla el resplandor de la Virgen. ¡Es indescriptible!
El secreto que Ella guarda en su corazón, ninguna lengua ha podido revelarlo, ninguna pluma ha podido traducirlo. Esta Madre de gracia va a formar mi alma, para que su pequeña hija, sea una imagen viva y maravillosa de su primogénito, el Hijo del eterno, la alabanza perfecta de la gloria de su Padre.
Sor Isabel de la Trinidad (1880-1906)
«María, modelo de las almas interiores»
La vida espiritual, 1928.