Como la conquista de Venezuela por los españoles no estuvo exenta de ambigüedades, los nativos a veces confundieron la resistencia a la dominación de los conquistadores con el rechazo al Evangelio de los misioneros. Es en este contexto histórico que resplandece el santuario de Coromoto (Guanare), donde la propia Virgen María invitó a los indígenas a recibir el don de la fe. Coromoto se convirtió en el santuario nacional.
Muchas ciudades se pusieron bajo el patrocinio de la Virgen María. Por ejemplo, en 1570, la ciudad de Trujillo eligió como patrona a Nuestra Señora de la Paz. Y la capital, Caracas, fue llamada en el año 1766 “la ciudad de María”, con la inscripción grabada: «Ave María, sin pecado concebida en el primer momento de su existencia natural».
El nombre de María quedó especialmente grabado en los corazones: fue su protección la que constataron en 1638, cuando un insecto amenazó con destruir las ricas plantaciones de cacao; luego, en 1766, cuando las víctimas de un terremoto salieron ilesas de los escombros de Caracas; y, en 1813-1815, durante la guerra de independencia contra los españoles. Los libertadores Simón Bolívar y Antonio José de Sucre colocaron sus tropas bajo la protección de la Virgen María y luego acudieron a agradecerle.
Desde el punto de vista mariano, el siglo XX estuvo marcado por la consagración votiva de la nación a María, el 27 de enero de 1985, en Caracas, y por las apariciones ya oficialmente reconocidas, ocurridas en Betania, de 1976 a 2001. Las apariciones giraron en torno María Esperanza, quien recibió los estigmas, algo que vieron numerosos testigos. Allí se apareció la Virgen María bajo la advocación de “Nuestra Señora Reconciliadora de los Pueblos”.
Equipo de Marie de Nazareth
Enciclopedia Mariana