El dogma de la maternidad divina de María se elaboró a lo largo de los años y eso ayudó a entender mejor el lugar de María en la historia de la salvación. Los dos primeros dogmas marianos: María Madre de Dios y la virginidad perpetua de María son comunes a las distintas denominaciones cristianas: María es declarada Theotokos ("Madre de Dios") por el Concilio de Éfeso en el 431 y su virginidad perpetua se afirma en el Segundo Concilio de Constantinopla (553).
El Concilio Vaticano II no se limitó a proponer lo ya definido o indicado anteriormente, sino que volvió a analizar este misterio fundamental de María en el contexto doctrinal más amplio de toda la misión de la Virgen. Al interpretar el consentimiento de María en la Anunciación, el Concilio Vaticano II destaca que este consentimiento se da en plena libertad y conciencia, y que expresa un compromiso responsable con la invitación divina a un servicio total a Cristo y a su obra salvífica (constitución Lumen Gentium 53.56).
Los padres conciliares querían proponer una nueva y profunda síntesis de la doctrina mariana. En dos párrafos originales (LG 63-64), el Vaticano II declara, siguiendo a san Ambrosio, que María es figura (“typos”) de la Iglesia en la maternidad virginal. El Concilio quiere decir que María no es la única madre y virgen, sino que la Iglesia también es madre y virgen, y que la maternidad de María es figura de la maternidad de la Iglesia.
Desarrollar esta idea puede llevar, sin temor a traicionar al Concilio, a concluir que el acontecimiento salvífico de la divina maternidad virginal no puede ser considerado solo como un hecho del pasado, relativo solo a María, sino que es una realidad que se renueva en todos los momentos de la salvación obrada por la Iglesia, que vive la maternidad virginal.
Sin embargo, es claro que el tipo de generación con la que Cristo nació de la Virgen y la que sigue naciendo de la Iglesia son de diferente naturaleza y modalidades. Pero lo que más cuenta en este aspecto de la doctrina del Vaticano II es que abre un nuevo camino para que la teología profundice: la maternidad divina no establece solo una relación entre María y Cristo, sino también una relación íntima entre María y la Iglesia, extendiendo el significado de la maternidad divina al ámbito más amplio de toda la historia de la salvación.
Adaptado de: S.MEO. "Madre di Dio”, en Nuovo dizionario di mariología (voz “Madre de Dios” en el Nuevo diccionario de mariología), a cargo de Fiores, ed. san Paolo 1985, págs. 739-741.
Enciclopedia Mariana