En Rusia, un país evangelizado desde el siglo X, el siglo XX estuvo marcado por 70 años de persecución por parte del régimen comunista. Las terribles hecatombes que se produjeron, se estiman en 50 millones de muertos en Europa y no menos en China, si incluimos las secuelas de las guerras.
La persecución contra la Iglesia fue más terrible que la de los emperadores romanos contra los cristianos de los primeros siglos. Aquellos dedicados a la evangelización, aunque clandestinamente, eran arrestados, sufrían lavados de cerebro o eran destruidos por drogas en hospitales psiquiátricos. La KGB suprimió o se infiltró en las iglesias.
Sin embargo, innumerables cristianos tuvieron fuerzas para resistir. Por su abnegación, a pesar del sufrimiento o por su martirio, a menudo han sido para los no cristianos la señal, el hito y el fundamento de la resistencia.
La resistencia obrera, un movimiento basado en María, un vasto movimiento de conversión y el hambre de Dios indicaban que el comunismo no era un movimiento obrero, que no liberaba y que la religión no moriría. Hubo también varios acontecimientos marianos decisivos: el 13 de febrero de 1917, incluso antes de las apariciones de Fátima y de la Revolución de Octubre, Nuestra Señora se apareció en Moscú con un icono de la Virgen Reina*. Luego se dieron las apariciones de María en Fátima que la resistencia rusa pudo conocer gracias a redes clandestinas, a pesar del bloqueo informativo del gobierno.
Todos estos factores, así como la llegada a la sede de Pedro de un Papa de los países del Este, el polaco Karol Wojtyla, que había vivido bajo el comunismo y que se convirtió en el nuevo Santo Padre con el nombre de Juan Pablo II, provocaron la caída del comunismo en el imperio soviético. ¡Y eso sin una guerra armada de liberación! La victoria no llegó a través del aplastamiento del bloque del Este, sino a través del amor reconciliador*.
Hoy asistimos a una creciente actividad religiosa en la Iglesia Ortodoxa presente en los países de la antigua Unión Soviética. Los fieles acuden a los centros que no desaparecieron durante la época del comunismo. El mayor número de festividades de los iconos de la Virgen María tiene lugar en Moscú (23), San Petersburgo (5, incluyendo la fiesta del icono de Jasna Góra el 6 de marzo) y Kiev (5).
Los otros centros importantes del culto mariano son: Kursk, Smolensk, Wiazniki, Tobolsk, Vitebsk, Vologda, Novgorod y Pochayov. Algunas peregrinaciones duran mucho, a veces varios meses.
Hay una gran sed de Dios entre los rusos católicos (una minoría), así como entre los ortodoxos.
Adaptado de: Enciclopedia Mariana
** Cf. R. Laurentin, Comment la Vierge Marie leur a rendu la liberté (“Cómo la Virgen María les dio la libertad”), ŒIL, Paris, 1991