17 de julio – Festividad de la humildad de María

María siempre ha estado y estará presente allí

Unsplash/British Libray.
Unsplash/British Libray.

A lo largo de los años, con frecuencia he escrito sobre el consuelo que me ha dado la Virgen María. Aunque Jesús es el amor mismo, su promesa de volver como juez me asustaba de niño. ¿Fue el amor de Cristo incondicional? Hoy creo que sí. En ese momento, a menudo tenía la impresión de que era muy condicional.

En esta columna, me gustaría retomar algunos temas que toqué en una reflexión publicada en 2014, en Catholic Review, sobre el amor incondicional de María.

El célebre verso de la célebre oración "Acordaos" contiene esta maravillosa referencia al amor de María: "Nunca se ha sabido que nadie que se refugiara bajo tu protección o recurriera a tu intercesión quedara desamparado”. María ha estado y estará siempre allí

Al crecer en un hogar sin padre, creo que asocié el amor maternal de María con el amor de mi propia madre. Sin duda proyecté el hecho de que, como mi padre había abandonado a la familia, quizás Dios Padre también me abandonaría a mí. Por tanto, María siempre ha sido una persona segura, un refugio para mí.

Escribí una meditación en la que imagino a Jesús hablándonos justo después de la crucifixión, cuando su cuerpo es colocado en la tumba. En esa meditación, Jesús nos asegura que tú y yo somos tan valiosos a sus ojos, que quiso vivir y morir por nosotros. En nuestras horas más oscuras, recordemos que valió la pena que Dios viviera y muriera por nosotros.

Más adelante en la meditación, imagino a Jesús hablando de María: «Si sientes que nadie te ama o se preocupa por ti, recuerda que mi Madre es ahora tu madre. Cuando exhales tu último suspiro, Ella te tomará en sus brazos y te traerá a los míos».

Padre José Breighner, 4 de mayo de 2023 (Estados Unidos)

https://catholicreview.org/guide-to-jesus/

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