Incluso los judíos que no reconocieron a Cristo dan testimonio de la precisión de esta expectativa, reconociendo en el Talmud, a finales del siglo I, que "todas las fechas calculadas sobre la venida del Mesías ya han pasado" (Tratado Sanedrín 97).
Es un hecho histórico comprobado: por inexplicable que parezca, la atención del mundo se concentró, en el siglo I, en un solo punto, en una lejana provincia romana. Esta expectativa única es la que María lleva más que ninguna otra en su corazón, en su oración al Santo de los Santos. Se cumplirá para Ella y para todos los cristianos en la venida del Salvador, en la plenitud de los tiempos anunciados.
Pero para aquellos que no lo reconocieron, la cita perdida planteará preguntas durante mucho tiempo. Como observa el propio Talmud, “todas las fechas calculadas para la venida del Mesías ya han pasado” (Tratado Sanedrín 97). Bajo el peso del desengaño, los doctores de Israel intentarán reinterpretar la espera del Mesías. Mientras tanto, “los tiempos (de Daniel) se han cumplido y el reino de Dios se ha acercado” (Mc 1, 15).