“Los sacerdotes tienen una alianza especial con la Santísima Madre de Dios. Así como el Padre Eterno la ha hecho partícipe de su paternidad divina, así también les otorga a los sacerdotes que den forma a ese mismo Jesús en la Eucaristía y en el corazón de los fieles.
Así como el Hijo la ha hecho su colaboradora en la obra de la redención del mundo, así los sacerdotes son sus colaboradores en la obra de la salvación de las almas. Así como el Espíritu Santo la asoció en la obra maestra que es el misterio de la Encarnación, así asocia a él a los sacerdotes para darle continuidad a este misterio en cada cristiano a través del bautismo...
Por eso los sacerdotes, teniendo tan estrecha alianza y tan maravillosa conformidad con la Madre del soberano Sacerdote, tienen obligaciones muy especiales de amarla, honrarla y revestirse de sus virtudes y disposiciones. Por tanto, desea luchar por ello con todo tu corazón. Ofrécete a Ella y pídele con insistencia que te ayude” (Obras Completas III, pág. 216).
San Juan Eudes: Enciclopedia Mariana