San Anselmo (1033-1109) nació en Aosta (Italia). Dejó su país y se convirtió en monje y luego en abad de la Abadía de Bec. Después fue llamado para convertirse en el arzobispo de Canterbury. Tiene una estatura europea. Es conocido por su intento de penetrar con la razón la fe y por lo que se conoce como el argumento ontológico de la existencia de Dios.
La Virgen María no es para él simplemente un tema teológico: la ama y la venera como una persona real, cercana a su corazón, colaboradora materna y necesaria para su relación con Cristo Redentor.
En su enseñanza, Cristo y María se iluminan mutuamente. Tuvo un discípulo muy famoso, san Eadmer de Canterbury. Su doctrina establece el vínculo entre el dogma y la piedad. Contempla el misterio de María y de la Encarnación desde la perspectiva grandiosa de toda la creación.
María y Jesús no pueden separarse. Él los ama y les reza juntos. San Anselmo ofrece a María una oración muy humilde, se sabe pecador.
GAMBERO Luigi, Marianum Rome.
Cf. L. GAMBERO, Maria nel pensiero dei teologi latini medievali, (María en el pensamiento de los teólogos latinos medievales), editorial San Paolo, 2000, pág. 125-134
Para saber más: Enciclopedia Mariana