Dos días después de haberle regalado la Medalla Milagrosa* a mi amigo Francisco, que sufre de cáncer de pulmón, después de que con dificultad podía comer y beber, empezó a comer y beber normalmente. A los tres meses, aquel a quien todos veían camino de la muerte, recuperó la salud.
Ganó 15 kg (pesaba solo 40 kg). El cabello le creció con un brillo increíble. Su tratamiento mejoraba, volvió a sonreír, recuperó la fuerza para luchar hasta el final. Continuó rezando y agradeció a la Virgen María todos los días por haber escuchado sus oraciones.
En lo personal, cuando me encontré con él el 16 de febrero de 2013, lloré de alegría al verlo recuperado. Todavía está en tratamiento, pero sigamos orando por él hasta que esté completamente curado. Gracias, María; gracias, Jesús, por escuchar nuestras oraciones.