17 de abril – Italia: Nuestra Señora de los Milagros (1555)

Sigamos el ejemplo de la fe audaz de María

Los historiadores creen que María tendría entre 12 y 14 años cuando nació Jesús. Era una adolescente, lo cual puede resultar chocante para nuestra cultura moderna: ser madre a una edad tan temprana. Sin embargo, en tiempos de María, era común tener un hijo a esa edad. Las parejas se casaban y tenían hijos mucho antes que en nuestros días. María y  su entorno, por tanto, no vieron extraño casarse y tener hijos en la adolescencia.

Esta fue sin duda la edad ideal para que María conociera el plan de Dios. Todavía conservaba el sentido de asombro propio de la juventud que, por desgracia, uno puede perder cuando envejece. Jesús nos anima a tener ese sentido de asombro de un niño. Un corazón abierto y una mente curiosa pueden fortalecer nuestra fe, como lo dice explícitamente Mateo 18, 3.

La corta edad de María le ayudó a elegir el asombro por Dios en lugar de la desfachatez que suele darse en las personas mayores. Sin embargo, María era espiritualmente muy madura para su edad. Dios conoció su alma y la escogió entre muchas otras mujeres para ser la madre humana del Salvador del mundo. María pudo responder a su llamado porque cultivó una fe audaz y porque no conoció el pecado.

El ejemplo de María muestra que Dios llama a las personas con una fe fuerte para lograr metas extraordinarias. En el capítulo 11, versículo 1 de la Carta a los Hebreos, se nos dice cuál es el nivel de convencimiento que Dios busca. Este versículo dice que la fe consiste en tener confianza en las cosas que uno espera y estar seguro de lo que no ve. Cuando María supo que había sido llamada a ser la madre de Jesús, no sabía el camino a seguir, pero estaba segura de que su esperanza en Dios la ayudaría a lograr algo extraordinario. Su fe le permitió jugar un papel vital en el plan de Dios para salvar a la humanidad. Cuando Dios nos llama, Él logrará grandes cosas a través de nuestra vida si respondemos con una fe sólida.

(...) El ejemplo de fe de María nos enseña a poner nuestra confianza a trabajar y a saber que Dios nos recompensará cuando lo hagamos. María pudo haber sido una adolescente cuando dio a luz a Jesús, pero era madura en la fe y confiaba en el plan de Dios para su vida. ¡Adoptemos la fe de María!

Lauren McKeithen

www.belefnet.com

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