Después de una juventud desenfrenada, un grave accidente y de búsqueda personal, descubrí la fe a la edad de 25 años, a través de tradiciones cismáticas. Luego viví durante varios años en una comunidad separada del resto de la Iglesia.
Gracias a Dios, comprendiendo un día que había creído demasiado rápido y presuntuosamente había confiado demasiado en los hombres, pasé por un periodo de profunda desolación interior, por el triste estado al que me había reducido, sobre todo, porque aún no comprendía en qué había pecado, dónde estaban precisamente mis errores. Además, estaba resentido con aquellos en los que había creído y con quienes vivía.
Dios, siendo misericordioso, no me dejó en mi confusión. Me inspiró a volver a María con confianza. Hacía varios años que rezaba mi Rosario diariamente y, ante la magnitud de mi miseria, tomé la resolución de rezarlo completo.
En los meses que siguieron, después de mi consagración al Inmaculado Corazón de María, pasé por muchas dificultades interiores y exteriores, pero todas sirvieron para el momento clave cuando, durante una peregrinación a San Francisco de Sales, en Annecy, gracias a Dios, finalmente me di cuenta de los errores que me habían mantenido alejado de la comunión con la Iglesia. Creo que todas mis pruebas sirvieron para purificar mi corazón.
Por eso quiero dar gracias con toda mi alma a María y a su Inmaculado Corazón. Estoy convencido de que le debo todas las gracias recibidas cuando aún estaba en aquella comunidad y, sobre todo, mi entrada a la Iglesia Católica un año y medio después de haber tomado la resolución de rezar el Rosario diariamente y 6 meses después de haberme consagrado a su Inmaculado Corazón.
El obispo de mi diócesis me integró oficialmente a la Iglesia Católica. Después de un año de transición rico en encuentros y testimonios, voy a volver al seminario para retomar en la Iglesia Católica los estudios iniciados fuera de ella. ¡Espero poder trabajar para dar a conocer y amar a Jesús Salvador y a María nuestra Madre!
Recuerdo una frase de san Luis María Grignon de Montfort: “¡Jesús no es lo suficientemente conocido, porque María no es lo suficientemente conocida!”.
Théo
Testimonio enviado a la Asociación Marie de Nazareth el 14 de julio de 2022.