Hoy viernes, día de los misterios dolorosos, meditemos el segundo misterio doloroso, la flagelación, cuyo fruto es la mortificación de los sentidos y del cuerpo: “Fue oprimido, y él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco él abrió la boca” (Is 53, 7).
Como un cordero conducido al matadero, Jesús acepta la sentencia de la flagelación. Entrega su cuerpo a los verdugos sin un solo gesto de rebelión. Por amor a nosotros, consiente a tan indigna tortura.
¿Cuántas veces, en situaciones mucho menos dolorosas, hemos mostrado descontento? Ante las injusticias perpetradas contra el ser humano, desde su concepción hasta la muerte, muchas veces podemos permanecer en silencio, incluso indiferentes. Sin embargo, cada vez que se viola la dignidad del cuerpo humano, es el cuerpo de Jesús el que sufre y es flagelado de nuevo.
Ofrezcámosle todas las situaciones que nos han indignado y atrevámonos a defender el derecho a la vida.
Meditación propuesta por la Guardia de Honor del Sagrado Corazón
La Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús es una devoción de la Iglesia Católica instituida por Sor María del Sagrado Corazón Bernaud, en la Abadía de la Visitación de Bourg-en-Bresse (Francia), en marzo de 1863. La Guardia de Honor practica la “Hora de guardia”, que consiste en elegir una hora y ofrecerla todos los días al Corazón de Jesús, uniendo la ofrenda de nuestra vida cotidiana a la ofrenda de la sangre y agua brotadas de la herida del Corazón de Jesús.