Debemos dejarnos impregnar de una gran verdad que no es suficientemente conocida y es que el Rosario es un arma poderosa en las manos de un cristiano. La Santísima Virgen nos la dio para fortalecernos en nuestros deberes de cristianos (…).
Un alma cristiana que se arma con el Rosario, es un soldado que se defiende de todos los poderes del infierno. La Madre de Dios, que en el pasado dio pruebas de su bondad tan maternal, responde a nuestras expectativas, ¡no nos defraudará!
Apoyándote en la Madre de Dios, cruzarás los peligros sin problema, pero no sin sentir el peligro. Se te dará el espíritu de fortaleza, piedad, sabiduría, inteligencia y cuanto más fervorosa sea tu recitación de la sublime oración del avemaría, más el Espíritu Santo te dará el amor a la oración y más apreciarás las gracias que proporciona.
Padre Jean-Édouard Lamy (1853-1931), extractos de su homilía del 6 de octubre de 1918 en la Courneuve, periferia de París.
El padre Jean-Édouard Lamy es un sacerdote francés que fungió como vicario de la Courneuve. Tuvo varias visiones místicas de la Santísima Virgen María y de los ángeles. Fundó la Congregación de los Siervos de Jesús y María.