Mi historia con María Desatanudos se remonta a unos años. Yo había hecho una novena y le pedí poder comprar la imagen o la estatua que la representaba para honrarla.
El noveno día de la novena recibí una gran gracia: una amiga religiosa me dio un paquete diciéndome que era para mí y, al abrirlo, ¡qué asombro y qué alegría ver que contenía una estatua de la Virgen María!
Si hoy doy testimonio, es para honrar la promesa que le hice tiempo después a María Desatanudos de que lo haría si me obtenía una gracia que me era urgente, pero que parecía humanamente imposible de alcanzar. Sin embargo, ¡esa gracia me fue concedida!
Nuestra maravillosa Madre María siempre está ahí para ayudarnos, protegernos y guiarnos. Le agradecemos humildemente con todo nuestro corazón.
Testimonio de M.F. recibido el 30 de agosto de 2022 en la Asociación Marie de Nazareth.