María, esposa del Espíritu Santo

En el cuadro de María Desatanudos, sobre la cabeza de la Virgen María, sobrevuela una paloma, símbolo del Espíritu Santo, que ilumina la parte superior del cuadro con una luz celestial. Como dice el Padre Zannini(1):

“El Espíritu Santo con María se convierte en el formador del Verbo Encarnado. Él actúa sobre el alma, el corazón y la carne de la Virgen colmándolos de todos sus dones, de todas sus gracias, de todo su amor infinito, y es así como eleva su seno casto a la altura del seno del Padre y prepara para el Verbo este cuerpo inmaculado que el Verbo Encarnado hace suyo. Adquiere sobre el Hijo del Padre, como hombre, una autoridad que nunca antes había tenido. Es inclinándose sobre su humanidad, llenándola con toda su santidad, dándole ese beso de amor infinito, lo que hace al Hombre-Dios, el Santo de Dios (Jn 6,29).

Y Jesús mismo lo dirá: "El Espíritu del Señor [está] sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva" (Lc 4,18).

Sigue siendo el mismo Espíritu que formó a Jesús en María, que lo sacó de su seno y que lo sacó vivo del sepulcro y vencedor de la muerte. Y como el Espíritu resucitó a Jesús, resucitará a todos los miembros de su Iglesia, porque por medio de María obtuvo potestad y jurisdicción sobre todo el cuerpo de Cristo que es la Iglesia”.

(1) Padre François Zannini, “Madre admirable, ¡ruega por nosotros!”, artículo del 31 de diciembre de 2021, accesible en línea en el blog Cheminons avec Marie qui défait les nœuds (“Caminemos con María Desatanudos”): https://blog.gingko-editions.fr/mere-admirable-priez-pour-nous/.

Isabelle Rolland, Marie qui défait les nœuds. D’un “miracle conjugal” à une dévotion universelle (“María Desatanudos. De «milagro conyugal» a devoción universal”), MDN 2022.