Ave María, Madre de Dios, venerado tesoro de todo el Universo, luz inextinguible, de quien nació el Sol de justicia, cetro de la verdad, templo indestructible. Ave María, morada de aquel que ningún lugar contiene, tú quien hiciste crecer una espiga que nunca se marchitará.
Por ti, los pastores han glorificado a Dios; por ti, es bendito en el Evangelio el que viene en el nombre del Señor; por ti, se glorifica la Trinidad; por ti, se adora la cruz en todo el Universo; por ti, los cielos se regocijan; por ti, la humanidad caída ha sido levantada. A través de ti, el mundo entero finalmente conoció la Verdad. Por ti, por toda la tierra, se han fundado iglesias.
Por ti, el Hijo unigénito de Dios ha hecho brillar su luz sobre los que estaban en tinieblas, sumidos en sombras de muerte; por ti, los apóstoles pudieron anunciar la salvación a las naciones. ¿Cómo cantar dignamente tu alabanza, oh, Madre de Dios, por quien se regocija toda la tierra?
San Cirilo de Alejandría (v. 380 - v. 444)
Defensor del título de María "Teotokos" en el Concilio de Éfeso (431)
Y también: Enciclopedia Mariana