Cuando rezamos el Rosario en presencia del Santísimo Sacramento, amamos a Jesús con el corazón de María. Cuando rezamos el Rosario en presencia del Santísimo Sacramento, ofrecemos a Jesús la adoración perfecta de María. Unimos nuestro amor a Jesús con la alabanza y el amor perfecto de María.
Jesús acoge nuestra hora de adoración como si fuera la misma María la que reza. Por débil que sea nuestra fe o pobre nuestro amor, María nos recibe en su corazón y Jesús acoge nuestra oración como si viniera directamente del corazón mismo de su Madre. El Inmaculado Corazón de María compensa lo que falta en nuestro corazón.
P. Martin Lucia, Méditations du Rosaire de Mère Teresa de Calcutta (“Meditaciones del Rosario de Madre Teresa de Calcuta”). Misioneros del Santo Sacramento, B.P. 12, 83110, Sanary-sur-Mer (France)
Voir aussi : L'encyclopédie Mariale