6 de junio – San Marcelino Champagnat (1789-1840), fundador de los Hermanos de María (Maristas)

María, cofundadora y gloria de los hermanos Maristas

© Felisberto, CC BY 3.0 https://creativecommons.org/licenses/by/3.0, via Wikimedia Commons
© Felisberto, CC BY 3.0 https://creativecommons.org/licenses/by/3.0, via Wikimedia Commons

San Marcelino Champagnat (1789-1840) es el fundador de la congregación docente de los Hermanos Maristas. Fue María quien hizo de Marcelino un fundador. El hermano Jean-Baptiste escribe:

“Fue durante una de sus frecuentes visitas a la Santísima Virgen que pensó en fundar una congregación de maestros piadosos y darle el mismo nombre de quien le había inspirado el proyecto. Y añade: “Creía que el solo nombre de María bastaría para atraer súbditos a la congregación que pretendía fundar”.

En una carta a Luis Felipe, rey de Francia, para obtener la autorización legal de su Instituto, Marcelino confirma la afirmación de su biógrafo: "Pensé seriamente en crear una sociedad de maestros que debería estar dedicada a la Madre de Dios, convencido de que el nombre de María por sí solo atraería a muchos candidatos”, (carta del 28 de enero de 1834).

A sus primeros hermanos, además del Rosario diario, les pide rezar el Oficio de la Santísima Virgen, ofreciéndolo por el éxito de las escuelas. Quería que sus discípulos llevaran siempre el rosario con ellos: "El que ama a María nunca está sin algo que le recuerde a su Madre divina", les decía.

El Fundador forma a sus hermanos en el conocimiento y amor de Jesús para que puedan darlo a conocer y hacerlo amar a sus alumnos. Esta es la finalidad de su vocación y la razón de ser del Instituto. Marcelino les dice: "María nos recibe solo para darnos a Jesús", y se las da como educadora para que aprendan a amar a Jesús.

Él la mira como a la primera superiora de la Congregación. En una carta de 1835 al obispo Gastón de Pins, administrador apostólico de la diócesis de Lyon, Marcelino escribe: “No me atrevo a rechazar a los postulantes que se presentan; los considero traídos por la propia María”.

Y al obispo Jean-Baptiste Pompallier, vicario apostólico de Oceanía, le escribe el 27 de mayo de 1838: “María muestra claramente su protección por el Hermitage(1) (…) María, sí, solo María es nuestra prosperidad; sin María no somos nada y con María lo tenemos todo, porque María siempre tiene a su Hijo adorable, ya sea en sus brazos o en su corazón”.

(1) Una de las primeras casas de los hermanos maristas. Se encuentra en Francia.

Présence mariste

Suscribirse es fácil (y también darse de baja).
No lo dudes: suscríbete hoy. ¡Es gratuito!