Debido a que María está asociada al Redentor, "como con un solo corazón", el nombre de María tiene una virtud saludable, como el nombre de Jesús.
Santa Brígida afirma haber oído de boca de la Madre de Dios:
“No hay en la Tierra pecador tan frío en el amor de Dios que invocando su nombre [el de María] con la buena voluntad de convertirse, no obligue al demonio a apartarse inmediatamente de él” (Revelaciones I, 3).
“Todos los demonios tiemblan ante mi nombre. Tan pronto como lo oyen, inmediatamente sueltan el alma que tenían cautiva en sus garras” (Revelaciones, I, 9).
"En cuanto oyen a las almas justas pronunciar mi nombre, los ángeles buenos se arremolinan a su alrededor" (Revelaciones, I, 9).
De Ligorio, Alfonso María (1987). Las glorias de María, X, 1 (pág. 190). París: Ediciones San Pablo.
Y también: Enciclopedia Mariana