18 de julio – Canadá: Consagración de Canadá a la Sagrada Familia (1666)

Después del incendio, se creó una marcha anual hacia la catedral de Notre Dame de París

© Noémie Td'O
© Noémie Td'O

El 11 de abril de 2022, Lunes Santo, tuvo lugar en París la segunda edición de la marcha a Notre Dame de París. Organizada por voluntarios, exactamente a tres años del incendio de la catedral (según el calendario litúrgico), este evento tiene la vocación de unir al pueblo de Dios y mostrar dónde está el centro de gravedad de quienes viven según su fe.

Fue así que el Lunes Santo de 2022, bajo un cielo radiante, unos cientos de peregrinos se encontraron en la explanada de la Iglesia de Saint-Etienne-du-Mont, en París. Los peregrinos se saludaron contentos de ver que Nuestra Señora pudo reunir una pequeña multitud, aun siendo las 7:00 de la tarde de un lunes en París. 

Suenan las campanas, el párroco de Saint-Etienne-du-Mont bendice la procesión y recuerda el significado de este lugar de partida (la iglesia alberga las reliquias de santa Genoveva, edificante patrona de París). Comienza la procesión, guiada por la estatua de Nuestra Señora de Francia, escoltada en la parte trasera por la de San José de la Marcha. Parte de la montaña Sainte-Geneviève, pasando por la Isla San Luis. Cuando llega la procesión, Mons. Chauvet, rector de la catedral de Notre Dame de Paris, da la bienvenida a los caminantes. Los lectores leen los textos de Paul Claudel y Charles Péguy, dos famosos escritores católicos que rinden homenaje a Nuestra Señora.

Cae la tarde y el grupo La Familia Lefèvre canta una sublime avemaría. El Rosario nos sumerge en la oración, luego, a las 10:00 de la noche, a la luz de una docena de antorchas, precedido por algunos seminaristas vestidos de blanco, se adelanta un sacerdote con Jesús Eucaristía para colocarlo en la custodia sobre el altar. La adoración acapara toda la atención.

¡Unas canciones, una pieza de Bach interpretada con flauta, luego un largo silencio, un silencio real y magnífico en el corazón de la Isla de la ciudad tan agitada habitualmente. Algunos sacerdotes confiesan. Cada peregrino es una piedra viva a los ojos de todos en esta plaza: ¡un testimonio de esta Iglesia que no está hecha solo de piedras!

Sí, queremos seguir reconstruyendo la Iglesia y pedir a María, a la sombra de esta catedral, ante la Virgen en el pilar, la fuerza para permanecer fieles al pie de la cruz; el deseo de contemplar cada vez más al Señor; y la voluntad de ofrecer nuestra vida para dar testimonio de sus dones. Esto es lo que querían hacer los caminantes al acudir a la procesión: ¡unir sus voces y sus oraciones, frente a Nuestra Señora, Madre de la Iglesia! 

Un nuevo equipo de voluntarios tomará el relevo para preparar la 3ª edición, la de 2023.

N.T.O.

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