Cuando los enamorados se reencuentran, pasan horas y horas repitiendo lo mismo: “¡Te quiero!”. A aquellos que piensan que el Rosario es monótono, les falta una cosa: el amor. Y todo lo que no se hace por amor, no vale nada.
La Santísima Virgen ha dado, en estos tiempos en que vivimos, una nueva eficacia al rezo del Rosario, hasta tal punto que no hay problema, incluso el más difícil, temporal, pero sobre todo espiritual, relativo a nuestra vida personal o a nuestra familia, que no pueda solucionarse con el Rosario.
No hay problema, te repito, aun el más difícil, que no pueda solucionarse con el Rosario.
Sor Lucía de Fátima, una de los tres videntes de Virgen de Fátima en Portugal.