Issia es uno de los bastiones del pueblo bété en el centro-oeste de Costa del Marfil. Es una zona agrícola donde el santuario de Nuestra Señora de la Liberación es hoy un alto lugar de peregrinación cristiana para todo el país.
El padre Paul Pageaud, rector del Seminario de Santa Teresa, en Issia, escribió a la madre María de la Cruz, una hermana que había recibido los estigmas –a quien había conocido en 1974, en Saint Aignan, oeste de Francia– pidiéndole sus oraciones por el bienestar espiritual de la parroquia de Issia. Ella le respondió con estas sencillas palabras: “Tu parroquia se desarrollará el día que la Virgen María tenga allí su lugar”.
Así, después de un año de preparación, el 11 de febrero de 1981, la parroquia fue consagrada al Corazón Doloroso e Inmaculado de María y, en 1984, mientras el padre Pageaud participaba en un retiro en Lourdes, el Señor le inspiró el deseo de erigir una estatua de la Virgen María en Issia.
“Durante mis vacaciones —explica el padre Pageaud—, siempre me encontraba con la madre María de la Cruz, que me daba profecías sobre este santuario. Me dijo: «Las peregrinaciones al inicio serán pequeñas, pero cada vez serán más grandes». En otro momento, me dijo: «Cuando la estatua esté en su lugar, comenzarán las maravillas». En 1996, durante mi última visita, sus ojos se volvieron hacia el techo de su habitación y vio las gracias que fluirían de este santuario. Exclamó: «¡Qué hermoso, qué hermoso! ¡Qué gracias, qué gracias! Los pobres recibirán muchas gracias. Es una oportunidad para el futuro»".
El padre Tardif(1), en 1977, hizo una profecía cuando visitó Issia: “Quiero cavar aquí un manantial vivo donde mi pueblo sacie su sed”.
Las peregrinaciones comenzaron en 1990, el día de la fiesta del Sagrado Corazón. Ese día, la peregrinación estuvo presidida por el obispo, Mons. Pierre-Marie Coty. Al año siguiente, la romería se aplazó para el Domingo de la Misericordia y el predicador fue el padre Halter, marista. Fue allí donde comenzaron los milagros y fue a partir de ese día que se descubrió que el agua del pozo del santuario era milagrosa, cuando los catequistas llevaron de esta agua a un niño moribundo, el cual sanó en poco tiempo. Desde ese día, mucha gente se lleva el agua y suceden milagros con esta agua tomada con fe. Por ejemplo, un niño pequeño fue curado de cáncer.
En 1992, la Comunidad de las Bienaventuranzas se hizo cargo del santuario. Las curaciones y las conversiones son hoy tan numerosas, que llega gente de todos los países africanos de habla francesa. Allí se organizan peregrinaciones el Domingo de la Misericordia, en octava de Pascua; en Pentecostés; y el 15 de agosto, fiesta de la Asunción. El 15 de agosto de 2019, los peregrinos eran más de cincuenta mil.
El santuario consta de dos capillas que acogen a los peregrinos, la Capilla de Nuestra Señora de la Liberación y la Capilla de San José.
Fuentes: Enciclopedia Mariana y www.la-cotellerie.com
(1) El padre Emiliano Tardif (1928-1999) era un sacerdote originario del Quebec (Canadá), que enseñaba y predicaba en República Dominicana, y que, en 1973, tras haber sufrido una grave enfermedad de la cual fue curado, recibió el don de sanación que contribuyo a hacerse conocer en todo el mundo, especialmente en las comunidades carismáticas.