Desde su más tierna infancia, Juan Bosco aprendió de su madre (viuda) a amar, a rezar a la Virgen María, a recurrir a ella con frecuencia. A los 9 años, María le indicará « en sueños el camino a seguir », lo cual le sucederá varias veces en su vida.
Él mismo lo cuenta: « Estaba en medio de un grupo de niños que peleaban, maldecían, se insultaban. Inmediatamente quise detenerlos usando la fuerza de mis puños. Entonces vi venir a una hermosa Señora que me dijo: “No es así como lo conseguirás, sino con dulzura”. De repente apareció una manada de bestias salvajes de todo tipo. A la vista de la Señora, todas se convirtieron en dóciles ovejas. Entonces le pregunté quién era y me respondió: “Soy aquella a la que tu madre te enseñó a rezar tres veces al día”. Me mostró a su hijo y me dijo que me ayudaría ».
A este sueño se le conoce como el "sueño de los nueve años" y en él Juan Bosco vio, a lo largo de los años, que se le estaba indicando claramente su futura misión. Podemos notar el lugar primordial de María. Y la misión es: cuidar de los jóvenes pobres y abandonados.
Para mayor información ver: Enciclopedia Mariana