María cuenta el nacimiento de Jesús (I)

En este pasaje del libro de Luisa Picarreta*, la Virgen María evoca el momento del nacimiento de Jesús:

Debes saber que era medianoche cuando el pequeño Rey salió de mi vientre materno. En ese momento, para significar lo que venía a realizar en las almas, la noche se hizo día. El que es el Señor de la luz ahuyentó la noche de la voluntad humana, la noche del pecado, la noche de toda maldad.

Todas las cosas creadas se apresuraron a honrar a su Creador en su pequeña humanidad. Así, el sol apresuró su salida para dar su primer beso de luz al niño Jesús y calentarlo con su calor; el viento purificó el aire del establo con una suave brisa que tarareaba “te amo” al oído del Niño; los cielos se estremecieron; la tierra se regocijó y tembló hasta sus cimientos y el mar se volvió tumultuoso con gigantescas olas. En resumen, todas las cosas creadas reconocieron que su Creador había venido a casa y compitieron para cantar sus alabanzas.

Los ángeles iluminaron el cielo entonando melodías que todos pudieron oír: "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace" (Lc 2, 14). El Niño celestial nació en el pesebre de Belén, envuelto en pañales. Los pastores, que hacían guardia en los alrededores, escucharon las voces angelicales y corrieron a visitar al pequeño Rey divino.

Hija querida, cuando recibí a mi Hijo en mis brazos y le di mi primer beso, el amor me obligó a darle algo que me pertenecía y, presentándole mi pecho, le di la leche abundante formada en mí por el fiat divino. ¿Quién podría decir lo que sentí entonces, así como los mares de gracias, amor y santidad que mi Hijo me dio a cambio?

Luisa Picarreta, mística italiana (1865-1947). Extracto de su libro La Virgen María en el reino de la divina voluntad, escrito en 1932 obedeciendo a su confesor, el P. Benedetto Calvi.