16 de diciembre – Francia: Nuestra Señora del Buen Alumbramiento

Quisiera dar testimonio del poder de tres avemarías

Cuando yo tenía unos treinta años, una colega de la oficina me invitó a una fiesta en su casa. Esta colega, aunque muy agradable, era muy aficionada a las prácticas ocultas y esa noche estaba presente un joven muy talentoso en el arte de echar las cartas.

Comienza, entonces, una ronda de la mesa leyendo en las cartas las vidas de las personas presentes, quienes confirman la exactitud de sus afirmaciones. Todos quedaron muy impresionados; luego, comienza a contar el futuro de algunas de estas personas.

En ese momento, en mí sonó una alarma: lo que hace la médium es impresionante, pero no es de Dios... ¿No dice en alguna parte de la Biblia que él considera estas prácticas como abominación?(1).

Sin saber qué hacer, me pongo a orar a la Virgen María en el fondo de mi corazón. Apenas termino la tercera avemaría, algo sucede: el joven deja de leer sus cartas. Dice que está atascado y que hay una fuerza que le impide continuar. Su mirada recorre a los participantes y se detiene en mí. "Eres tú", dijo en voz baja. "Bueno, vamos a parar”. Pasamos a los juegos normales, sin más preámbulos.

Me quedé estupefacta... Esta historia me convenció para rezar el Rosario cuyo poder me acababa de ser revelado directamente de una manera tan impresionante y efectiva...

Helene  A.: Testimonio enviado a la Asociación Marie de Nazareth el 7 de octubre de 2022.

(1)“No ha de haber en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, nadie que escudriñe presagios, que practique adivinación, astrología, hechicería o magia, nadie que consulte fantasmas, adivinos o espectros, ni evoque muertos. Porque todo el que hace estas cosas es una abominación para tu Dios y por causa de estas abominaciones desaloja tu Dios a esas naciones delante de ti” (Dt 18, 10-12).

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