Mi madre estuvo en una EHPAD (residencia para ancianos en Francia) los últimos años de su vida. Después de un derrame cerebral, quedó paralizada y se volvió dependiente. Leía los textos de la Misa todos los días. Estuvo atenta a cada uno de sus familiares y enfermeros. Una vida muy sencilla, pero difícil por la gran dependencia.
El día antes de morir, estaba mirando fijamente a un punto de su habitación con total atención, con todo su ser. Duró unos minutos. Yo había visto a los niños videntes de Medjugorje durante una aparición: era la misma atención.
No me atreví a decir nada… Al día siguiente no pude evitar comentarle: “Ayer tuve la impresión de que viste a María que te hablaba”. Ella simplemente respondió: “‘Es verdad”.
Desde entonces, cuando rezo el Rosario, sé que María estará presente realmente, visible o no, en la hora de nuestra muerte.
Testimonio de M. F. Z. enviado a la Asociación Marie de Nazareth, el 20 de septiembre de 2022.