En la Pampa, a 60 km al oeste de Buenos Aires, Argentina, el santuario mariano de Luján es el más importante del país. Es uno de los principales lugares de peregrinaje en Sudamérica.
Muy popular entre los argentinos, la Virgen de Luján es a menudo llamada "la Madrecita". El gobierno argentino, el 18 de mayo 1944, aprobó un decreto de ley designándola como “Nuestra Señora de Luján, patrona de las carreteras nacionales”, y mandó esculpir la efigie de la Virgen de Luján sobre el puente internacional que comunica a Argentina con Brasil.
En 1636, unos bueyes se negaron a tirar de una carga. Abrieron entonces las cajas y encontraron una pequeña estatua de la Inmaculada Concepción, de 58 cm de altura, vestida con una túnica roja y un manto azul estrellado, y con la luna bajo sus pies. Los testigos quedaron maravillados y comprendieron que la Virgen María quería ser venerada en ese lugar. La experiencia de oración de muchos peregrinos le dará poco a poco importancia al lugar.
Muy conmovidos y honrados por tal señal de amor de la Virgen, los habitantes de esa pobre región desértica construyeron entonces una capilla para proteger la imagen. Entonces, un rico hidalgo español, Don Juan de Lezica y Torrezuri, erigió, en 1754, una hermosa iglesia en honor de Nuestra Señora en Luján, en agradecimiento por haberse curado allí milagrosamente de una enfermedad incurable que había contraído en Perú.
Entonces se construyó un oratorio (1670), luego un santuario (1754-1763), más tarde una basílica (terminada en 1930) y, finalmente, sobre la luna creciente de la estatua, se colocaron las banderas de Argentina, Uruguay y Paraguay.
Hoy las paredes de la enorme basílica están cubiertas con miles de exvotos, en agradecimiento por los muchos milagros debidos a la intercesión de la Virgen.
Enciclopedia Mariana