De María al pie de la cruz no se nos habla ni de llanto ni de lamentos, como el de las mujeres que acompañaron a Jesús en la subida al Calvario (cf. Lc 23,27). Ninguna palabra se nos transmite, como en el encuentro de Jesús en el Templo o como en Caná de Galilea. Solo su silencio.
En el evangelio de Lucas, María guarda silencio ante el nacimiento de Jesús; en el evangelio de Juan, guarda silencio en el momento de la muerte de Jesús; en la Primera Carta a los Corintios, san Pablo opone la “sabiduría de la cruz” a la “sabiduría del mundo”, es decir, el lenguaje de la cruz y el lenguaje de la sabiduría humana. La diferencia es esta: la sabiduría del mundo o la sabiduría de la palabra se expresa en palabras y discursos elegantes; la cruz, por el contrario, se expresa a través del silencio.
¡El lenguaje de la cruz es el silencio! El silencio conserva el perfume del sacrificio solo para Dios. Impide que el sufrimiento se disperse, que busque y encuentre aquí abajo su recompensa.
Cantalamessa, Raniero (2002) Marie miroir pour l'Eglise (“María, espejo de la Iglesia”, pág. 144). Editions Saint Augustin. El padre Raniero Cantalamessa es predicador de la Casa Pontificia.
Ver también: Enciclopedia mariana