San Miguel tiene un lugar privilegiado en el ejercicio de la maternidad universal, especialmente en su fase de lucha contra el enemigo de nuestras almas. La misión encomendada por el Hijo a la Madre, inspirada y guiada por su Espíritu, termina con la acción conjunta de la Santísima Virgen y san Miguel, príncipe de la milicia celestial de la que María es Reina.
Como estamos luchando con la Virgen, ella nos pone en el ejército del amor de san Miguel. Somos el ejército del amor preparado por el Espíritu Santo para combatir el mal que se desata en nosotros y alrededor nuestro. La profecía de Daniel también se realiza en nosotros: “En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que se ocupa de tu pueblo. Serán tiempos difíciles como no los habrá habido desde que existen las naciones hasta ese momento" (Dan 12,1).
Escuchemos lo que la Virgen María dijo a los videntes de La Salette: “Llega la hora. El sol se oscurece. Solo la fe vivirá. Este es el momento. Se abre el abismo. Aquí está el rey de los reyes de las tinieblas. Aquí está la bestia con sus súbditos, llamándose salvadora del mundo”. La Reina de los Ángeles prevé y anuncia la victoria de su Jefe, el Príncipe de la Milicia Celestial. En Fátima, fue nuevamente ella quien envió a san Miguel a dar la Sagrada Comunión a los videntes.
Padre Magloire Nkounga, director de la Milicia de San Miguel (MISMA), 10 de mayo de 2012 http://perebonaventurenkoungatagne.unblog.fr/2012/06/11/la-vierge-marie-nous-presente-saint-michel-archange/
Y también en la enciclopedia mariana: https://www.mariedenazareth.com/