Compartir para la Virgen es estar en silencio y escuchar.
Es su condición, su camino, su vida.
Su vida es una vida de silencio que adora al Verbo Eterno.
Viendo ante sus ojos, en su pecho, en sus brazos,
la Palabra misma, la Palabra sustancial del Padre,
mudo y reducido al silencio por la condición de su infancia,
ella entra en un nuevo silencio y se transforma en él.
Siguiendo el ejemplo del Verbo Encarnado,
quien es su Hijo, su Dios, su único Amor.
Y su vida pasa de silencio en silencio,
del silencio de la adoración al silencio de la transformación.
Cardenal Pierre de Bérulle (1575-1629)
Adaptado de: Enciclopedia Mariana