“El que más pertenece a la Inmaculada se acercará con más valentía y libertad a las llagas del Salvador, de la Eucaristía, del Corazón de Jesús y de Dios nuestro Padre. (...) Cuanto más estemos en la Inmaculada, mejor entenderemos y más amaremos el corazón del Señor Jesús, de Dios Padre y de toda la Trinidad. Pero todo esto, todas estas cosas sobrenaturales, solo hay una que las puede formar en nosotros y a través de nosotros” (1).
“El alma que mira toda esta revelación de amor, quisiera devolver amor por amor. Pero por experiencia sabemos que somos muy débiles. Y se manifiesta el amor del Divino Corazón que nos da su propia Madre para que podamos amarla con su propio corazón; no con nuestro pobre corazón, sino con su corazón inmaculado. El amor de la Inmaculada es el amor más perfecto con el que una criatura puede amar a su Dios. Con este corazón, tratemos de amar cada vez más al Corazón de Jesús y que este sea nuestro mayor deseo. Debemos asegurarnos de que muchas almas reciban todo de ella y que muchas almas se unan al muy dulce Corazón de Jesús a través de ella. Primero debemos someter nuestro corazón a él y luego a todos los demás” (2).
“Ella sola nos enseñará a amar al Señor Jesús sin comparación, mucho mejor que todos los libros y todos los maestros. Ella nos enseña a amarlo como ella le ama. Y todo nuestro esfuerzo debe hacerse para que solo ella ame al Señor Jesús con nuestro corazón” (3).
(1) San Maximiliano Kolbe, carta del 11 de octubre de 1934, ESI, p. 86.
(2) San Maximiliano Kolbe, conferencia del 28 de junio de 1936, ESI, p. 88.
(3) San Maximiliano Kolbe, conferencia del 3 de septiembre de 1937, ESI, p.88
Enciclopedia Mariana
También: st-maximilien-kolbe-1894-1941