Hungría fue evangelizada en el siglo X y desde entonces tenía la costumbre de llamar a María la “Gran Señora de los Húngaros”. El país fue confiado a la Madre de Dios por el rey san Esteban (968-1038).
Después del dominio otomano, que duró de 1541 a 1699, las congregaciones marianas dieron un nuevo impulso al ideal húngaro de convertirse en un reino de María.
Durante el dramático final de la Segunda Guerra Mundial en Hungría, la consagración al Inmaculado Corazón de María, el 15 de agosto de 1947, fue adoptada por ciudades enteras. También se desarrolló una oración “expiatoria”, es decir, un amor a María Inmaculada que implicaba la conversión y la santificación de muchos. Así, durante la ocupación soviética, el primado de Polonia, el cardenal Mindszenty, se refirió constantemente a “la gran Señora de Hungría” para apoyar la fe y el sentimiento nacional.
Entre los santuarios más importantes de Hungría están: Mariaremete (Budapest), Nuestra Señora de las Lágrimas (Mariapocs) y Nuestra Señora de las Lágrimas (Gyor).
L'encyclopédie Mariale