Recemos fielmente el santo Rosario por la restauración en la sociedad y en la Iglesia del orden justo de acuerdo con la ley divina. Imitemos a nuestros hermanos y hermanas en la fe que, en 1571, ante la amenaza de una invasión islámica a Europa, rezaron el santo Rosario, por consejo del santo papa Pío V.
Por intercesión de la Santísima Virgen María, el 7 de octubre de ese mismo año, Dios concedió a la cristiandad la victoria milagrosa en la batalla de Lepanto (1). A partir de ese evento, la Iglesia comenzó a celebrar fielmente el día 7 de octubre como la festividad de Nuestra Señora de las Victorias, convirtiéndose luego en la solemnidad de Nuestra Señora del Rosario.
A nosotros también, por intercesión de Nuestra Señora de Fátima, es decir, Nuestra Señora del Rosario, Dios nos concederá la victoria sobre Satanás, "asesino desde el principio", "mentiroso y padre de la mentira" y sobre sus cohortes que quieren destruir a la Iglesia y a la humanidad.
Cardenal Raymond Leo Burke - Arzobispo de San Luis, Missouri (Estados Unidos)
Homilía del lunes de Pentecostés en la Catedral de Chartres, peregrinación de junio de 2017.
(1) La Batalla de Lepanto tuvo lugar en 1571.
L'Encyclopédie Mariale