María Madre de la Misericordia ocupa un lugar muy especial en la escuela de espiritualidad de santa Faustina, quien desde su infancia estuvo muy apegada a María. La religiosa no hizo más que profundizar la devoción que la Congregación de Nuestra Señora de la Merced tenía a María, su Patrona, y de la que santa Faustina era hija.
Sor Faustina tuvo varias visiones de María durante las cuales la Madre de Dios la instruyó, ayudó y asistió en su misión profética de misericordia, diciendo, “Soy Madre para ustedes por la insondable misericordia de Dios” (Diario [P. J], 449) y, “Yo no solo soy la Reina del Cielo, sino también la Madre de la Misericordia y Madre suya” (PJ 330).
Santa Faustina, sobre todo, veneraba a María como Madre del Hijo de Dios, Madre de la Misericordia Encarnada y Madre de todos los hombres. María le enseñó a permanecer con Dios en el alma, a amar la cruz y a practicar las virtudes de las que depende la confianza en Dios y la misericordia para con el prójimo. Ella le revelaba grandes misterios.
La santa religiosa polaca hizo esta confesión: “De pronto, vi a la Madre de Dios que me dijo: « ¡Oh! cuán agradable a Dios es el alma que sigue fielmente el soplo de la gracia. Le he dado el Salvador al mundo y debes hablarle al mundo de su gran misericordia y prepararlo para la segunda venida de aquel que vendrá, no como un Salvador misericordioso, sino como un Juez justo. Oh, ese día será terrible. El día de la justicia ha sido decidido, el día de la ira de Dios. Los ángeles tiemblan ante él. Habla a las almas de esta gran misericordia, mientras sea el tiempo de la misericordia; si guardas silencio ahora, responderás en ese día terrible por muchas almas. No tengas miedo de nada, sé fiel hasta el final, yo te acompaño »” (P. J. 635).
Fuente: https://www.soeurfaustine.fr/marie-mere-de-misericorde-spiritualite/
Y también: l'Encyclopédie Mariale