Une Minute avec Marie
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La única iglesia católica en Afganistán fue dedicada, en 2017, a Nuestra Señora de Fátima. La consagración se produjo cuando la situación política del país comenzaba a deteriorarse.
Afganistán oficialmente no cuenta con ningún católico de nacionalidad afgana y no tiene ninguna iglesia, excepto una capilla establecida en Kabul, en 1933, dentro de la embajada italiana. Frecuentada por residentes expatriados, se ha mantenido, desde su creación, como una fuerte presencia espiritual donde la oración por la paz es continua.
En 2017, el padre Giovanni Scalese, misionero barnabita (religioso de los Clérigos de San Pablo), capellán de esa capilla, organizó una ceremonia de consagración durante la cual puso a todo Afganistán bajo la protección de Nuestra Señora de Fátima y de su Inmaculado Corazón.
Para el sacerdote, el hecho de que el país sea musulmán en su conjunto no es un problema. Como dice el acto de consagración: “Los afganos no son de nuestro rebaño, pero son nuestros hermanos y tus hijos; ellos también han sido redimidos por la sangre de tu Hijo”, dijo el sacerdote durante el acto de consagración. “Que la consagración al Inmaculado Corazón nos ayude a vivir nuestro tiempo de una manera más consciente y en total disponibilidad a la voluntad de Dios”.
En 1917, durante las apariciones de la Virgen María en Fátima (Portugal) a los pastorcitos, Nuestra Señora les pidió que rezaran el Rosario sin desfallecer todos los días y que ofrecieran su oración por la paz del mundo. La oración del Rosario determina así el ritmo de vida del santuario de Fátima desde su creación. Al meditar en los misterios de la vida de Cristo, todos pueden dejarse modelar por el amor de Dios, como lo hizo María. Una oración que Afganistán necesita hoy en día.