En los días de mucho estrés o con decisiones difíciles a tomar en mi calidad de empresario, me detengo unos momentos a pensar en cómo traer a María a mi vida diaria para manejar compromisos y reuniones.
María dijo "sí", sin dudarlo, sin saber qué iba a pasar con ese "sí". María estaba dispuesta a aceptar todo lo inesperado.
Nuestros días están llenos de idas y venidas y, como María, a veces hay que saber cambiar el rumbo trazado para embarcarse en una nueva aventura.
Al igual que como le ocurrió a María, la aventura de emprender nos saca de nuestra zona de confort: nos toca pedirle que nos ilumine con la fe que necesitamos para superar los retos. Así, María puede guiarnos en nuestro camino como emprendedores.
Como ella, debemos aprender a detenernos, a decir "sí", a aceptar lo inesperado y a tener el valor de emprender la aventura.
Barthélémy Guislain, presidente de la Asociación Familiar Mulliez