6 mayo – Italia: Nuestra Señora de San Juan (1658) - Icono de la Fuente Vivificante de Constantinopla

La auténtica devoción a la Madre de Dios no puede alejarnos de su Hijo

Mi relación con María ha evolucionado constantemente a lo largo de mi vida cristiana. Comenzó con una gran confianza infantil. Había aprendido en la escuela el "Memorare" de San Bernardo, que puso en palabras mi confianza espontánea en Nuestra Señora.

Luego, al entrar en la edad adulta, después de un período en el que había abandonado un poco la vida de fe y oración, me cautivó totalmente la figura de Jesucristo, su proyección que se me apareció como la respuesta a todas mis preguntas y, más ampliamente, a la clave para la historia del mundo. Eso me llevó a donde no había planeado ir: mi entrada al seminario…

Entonces me encontré exactamente en este episodio de la vida de san Juan Pablo II, que relata su experiencia de joven seminarista: “Me pareció preferible alejarme un poco de la piedad mariana de mi infancia, para enfocar mejor mi vida espiritual en Cristo”1. Nos sorprende tal afirmación, fue tan grande el apego de Juan Pablo II a María. Además, especifica en su libro que ¡"fue un error de juventud"!

En la escuela de san Juan Pablo II, es decir en la escuela de san Luis María Grignion de Montfort, comprendí cada vez más que la auténtica devoción a la Madre de Dios no puede separarnos de su Hijo. Ella solo puede hacernos conocerlo y amarlo mejor. Si la piedad mariana se ajusta, bien situada en el misterio de la Iglesia, nos ayuda a crecer en la confianza en Jesús Salvador y a hacer "todo lo que Él nos diga".

Hoy, mi confianza en la Virgen María es menos "sentimental" que cuando era niño. Pero permanece intacta, quizás más pura. Confío en la Iglesia, que es Madre, como María, y me enseña a rezarle. Amo el Ángelus y el Rosario. Esta oración de los humildes, que simplifica y ayuda a contemplar los misterios de Jesús. Doy gracias por el misterio de la Virgen María, que habla de la grandeza de la humanidad cuando está completamente entregada a la gracia.

Mons. Pierre-Antoine Bozo, obispo de Limoges, 11 de febrero de 2021, fiesta de Nuestra Señora. de Lourdes

Juan Pablo II, Cruzando el umbral de la esperanza, 1994

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