El cardenal Meisner (1933-2017), arzobispo de Colonia (Alemania), recibió un día a un grupo de alemanes que habían vivido en Siberia durante 35 años y, por tanto, había sido privados de todo contacto con la Iglesia. Nos cuenta su conversación con ellos:
Me dijeron, “¡Extrañamos tanto a la Iglesia! ¿Qué verdad de fe debemos transmitir a nuestros hijos para que alcancen la vida eterna?". Les respondí: "Les voy a dar un catecismo y un Nuevo Testamento. Si se los dan a sus hijos, ellos obtendrán la vida eterna".
Desafortunadamente, hace 15 años nadie podía llevar libros a Rusia. Cuando me dijeron eso, les pregunté: "Pero el rosario si pueden llevarlo, ¿verdad?". Respondieron: "Sí, podemos colgárnoslo al cuello, como si fuera una cadena. Nadie en el paso de control se opondrá". Sin embargo, agregaron: "¿Qué tiene que ver el rosario con nuestra pregunta: «qué podemos transmitir a nuestros hijos para que obtengan la vida eterna»?".
Luego les mostré la cruz que colgaba del rosario:
"Aquí recitamos el Credo, es decir, la doctrina de nuestra fe, y dijo santo Tomás de Aquino que la cruz es el libro que nunca podrá terminar de estudiar. Luego vienen las tres cuentas: la fe, la esperanza y la caridad. Representan la doctrina de la vida. Y enseguida, como en cadena, viene todo el Nuevo Testamento: el misterio de la Encarnación de Dios en los misterios gozosos; el misterio de la Redención, en los dolorosos; y, finalmente, los misterios de nuestra plenitud en los misterios gloriosos".
Nunca lo olvidaré: uno de los peregrinos tomó el rosario y dijo: "¿Entonces tengo en una mano toda la fe católica?". Sí, tenía la plenitud de nuestra fe en una sola mano.
Cardenal Meisner, arzobispo de Colonia de 1988 a 2014. Citado en la revista "No tengas miedo" núm. 8, octubre de 1992.