30 de junio – Italia: Spoleto, festividad del Santo Icono (1185)

Mientras rezaba el Rosario…

Me gustaría compartir con ustedes una acción de gracias. Tuve que cruzar una calle que estaba completamente vacía. Algunos autos a la distancia. Entré al paso de peatones mientras rezaba mi rosario. Estando en camino, sentí una resistencia en mi lado izquierdo sin ningún dolor particular. De pronto, me vi en el suelo, ¡sin entender lo que me estaba sucediendo! ¡Sólo entonces me di cuenta de que me había atropellado un coche!

De hecho, el coche venía de una calle perpendicular a la mía. La señora se había detenido en la señal de alto, había visto los coches, pero no el paso de peatones del lado derecho de la calle hacia la izquierda y que había arrancado a toda velocidad.

Se formó una pequeña multitud. Me dijeron que tenía una inflamación en la frente como un huevo de paloma y la nariz sangrando. ¡Tienes la nariz reventada! La gente me miraba de forma extraña y comprendí que estaban asustados. A pesar de todo, yo misma no tenía miedo. Esto es lo asombroso. Me sentía confiada y en paz.

Una segunda gracia fue que Dios permitió que un bombero fuera pasando por la acera. "No se preocupe, señora. Soy bombero en descanso”. Este pudo examinarme de inmediato mientras estaba tendida en la calle. Al ver que no tenía nada en la columna, le pidió a alguien que le ayudara a llevarme a la acera antes de que llegaran los servicios de emergencia.

Otra gracia fue ver "el vaso medio lleno" en lugar de "medio vacío". Solo vi lo positivo: tenía la cabeza bien, pensaba que no tenía nada roto. No tenía miedo e incluso traté de tranquilizar a la señora que me había arrollado. No estar enojada con ella es otra gracia que Dios me concedió.

Me llevaron al hospital, siempre serena y en paz. Gracias a Dios no tuve nada grave, solo un esguince en la rodilla izquierda y otro en el tobillo derecho.

Agradezco a Dios por todas estas gracias que me dio en ese momento de prueba. Me sentí protegida, a pesar de haber tenido un accidente mientras rezaba el Rosario y agradezco a Dios por poner un bombero en mi camino en ese momento.

Dios sabe mejor que yo por qué permitió esta terrible experiencia. Sé que él es solo amor y que todo lo que me pasa es por mi bien, en vista de mi eternidad con él. Sigo confiando en él a pesar de este accidente.

Françoise, 63 años, 2021 (Traducido del francés). 

 

Testimonio de una lectora enviado a Un Minuto con María

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