13 de junio: San Antonio de Padua, sacerdote y doctor de la Iglesia – Festividad de la Ascensión en la Iglesia Bizantina (calendario juliano) – Segunda aparición en Fátima

San Antonio celebra con fervor las alabanzas de María

San Antonio de Padua (1195-1231) inicia las alabanzas de María con el elogio espontáneo y entusiasta de una mujer común a favor de Jesús, que libera a los poseídos de las garras de los malos espíritus. “¡Dichosa! Verdaderamente dichoso el vientre que ha merecido llevar durante nueve meses al Bien, al Bien soberano, la alegría de los ángeles y Señor del universo” (Sermón de alabanza a la Santísima Virgen María).

Nuestro santo dedicó siete Sermones a la Virgen, para celebrar sus glorias y las fiestas de la Natividad, la Anunciación, la Purificación y la Asunción. Criado a la sombra de la Catedral de Lisboa dedicada a la Virgen —en esta iglesia aprendió, de niño, los primeros rudimentos del saber (Rigaldina X, 45)—-, luego estudió asiduamente la tradición de los Padres de la Iglesia y mantuvo una devoción filial a la Virgen María, cuyos Sermones se hacen eco de los más bellos títulos del Cantar de los Cantares:

• “Qué dulce es tu voz…” (Ct 2,14).

• “Eres bella, amiga mía, como Tirsá, encantadora, como Jerusalén” (6,4)

• “¡Qué hermosos son tus amores, hermana y novia mía! ¡Qué sabrosos tus amores! Tus labios destilan miel virgen” (Ct 4,10-11).

• “Ponme como sello en tu corazón, como un sello en tu brazo. Que es fuerte el amor como la Muerte” (Ct 8,6).

“Hoy el Hijo ha coronado a su Madre con la diadema de la gloria celestial”, escribió Antonio con motivo de la festividad de la Asunción.

Extracto de la novena de san Antonio de Padua (día 9) redactada para la Asociación Marie de Nazareth por el hermano Valentin Strappazzon, autor de Prier avec saint Antoine (Orar con san Antonio), Ediciones franciscanas, París, 2012.

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