Sor Catalina Labouré (1806-1876), miembro de la congregación de las Hijas de la Caridad en París, en la Calle del Bac, recibió apariciones de la Virgen María en julio, noviembre y diciembre de 1830. Las apariciones tuvieron lugar durante su noviciado, en la capilla del convento. Estas apariciones dan origen a la distribución abundante de la Medalla Milagrosa (varios millones de copias) en pocos años. Muchos católicos todavía llevan esta medalla. Catalina fue beatificada en 1933 y luego canonizada en 1947 por Pío XII.
He aquí un extracto de su testimonio sobre las apariciones de María, dado a su director espiritual, en París, en 1830:
Catalina también escuchó una voz interior que le dijo: "Estos rayos son símbolo de las gracias que María obtiene para los hombres". Alrededor del cuadro que representaba su visión, estaba inscrito en letras de oro: "Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a ti". Catalina agrega que escuchó: "Yo esparzo estas gracias a quien las pide". Me hizo comprender lo agradable que era rezar a la Santísima Virgen y lo generosa que era con quienes le rezaban; qué gracias ha concedido a las personas que las piden, qué alegría siente al concederlas.
Momentos después, el cuadro gira hacia el reverso y entonces [Catalina] puede distinguir la letra “M” coronada por una pequeña cruz y, en la parte inferior, los Sagrados Corazones de Jesús y María. Después de que Catalina contempló cuidadosamente todo esto, la voz le dijo: "Hay que acuñar una medalla con este diseño y quienes la lleven con devoción y hagan piadosamente una breve oración, gozarán de una protección muy especial de la Madre de Dios".
Equipo de Marie de Nazareth