San Buenaventura toma al paralelo tradicional entre Eva y María, y ve en Jesús y María la reparación por el pecado de Adán y Eva:
“Así como la caída tuvo lugar en ambos sexos —al principio, la mujer; luego, la realización por parte del hombre—, así en el misterio de la reparación la mujer, al creer y concebir, debía en secreto comenzar la victoria sobre el demonio. Luego su Hijo lograría la victoria de forma manifiesta en la cruz” (en III Sententiarum, d 12, a 3).
San Buenaventura extiende el paralelo entre Eva y María al paralelo entre Eva y la Iglesia:
“Así como Abel y su descendencia fueron formados de Adán y Eva, así también de Cristo y su Iglesia se forma todo el pueblo cristiano. Y así como Eva es la madre de Abel y de todos nosotros, así el pueblo cristiano tiene a la Virgen como madre” (De Donis Spiritus Sancti, colección 6, 14 y 20).
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