Me llamo Baptiste, tengo 40 años, nací en Marsella en 1980 y crecí cerca de Salon de Provenza (sur de Francia). Mi familia es atea y la única persona que tenía fe en mi familia era una de mis abuelas y, gracias a ella, nos bautizamos mi hermano mayor, mi hermana mayor y yo. Tuve una infancia tranquila, pero alrededor de los 10 años mis padres empezaron a odiarse y, aunque no se divorciaron, vivían separados bajo el mismo techo.
El ambiente familiar se volvió insoportable. Caí en el robo, la pornografía y la violencia. A los 13 años hice una sesión de espiritismo con amigos: le abrí una puerta a los demonios y ese día me pasó algo extraño. Cuando tenía 16 años dejé la escuela, entré en el caos. A los 17 fumé mi primer porro, me metí en las drogas y comencé a buscar dinero fácil y a comerciar con hachís.
Hasta los 26 seguí siendo así, todos los días: alcohol, drogas, dinero fácil y los demás vicios que acompañan a esas cosas. Hasta que me enteré de la muerte de mi "abuelita" en 2006. Ese fue el comienzo de mi recuperación. Le dije: "Te voy a demostrar que puedo superar esto, lo hago para agradecerte todo el amor y la confianza que me has brindado, y que no he podido devolverte”. Acepté entonces trabajar en una pizzería y comencé a interesarme por lo espiritual. Pero sin discernimiento.
Una noche, encontré a una señora y le expliqué que iba a participar en un círculo chamánico esa noche. Ella no insistió, simplemente me dijo que esa noche rezaría por mí a la Virgen María para que me protegiera. Esa noche el gurú del círculo me dijo que no podía hacer nada por mí porque una especie de religiosa vestida de blanco y azul le impedía hacerlo.
Continué mi investigación espiritual durante varios años y me convertí en católico. El 7 de junio de 2014, hice mi Primera Comunión y Confirmación: ¡gran alegría interior! Realmente siento una presencia. Mi mirada se dirige a una estatua de la Virgen María y le encomiendo todas las difíciles pruebas por las que estoy atravesando. Fue algún tiempo después de haber recibido al Espíritu Santo, que recordé la historia de esta religiosa vestida de blanco y azul, de pie detrás de mí: no era otra que la Santísima Virgen María, ¡ella misma había venido a protegerme!
Desde el comienzo de mi conversión, no ha habido un día en que no haya rezado. Desde noviembre de 2020, he creado mi microempresa: "Era Una FE… El Rosario de Baptiste", en la que obviamente hago rosarios y cada uno de ellos trae una Medalla Milagrosa, por supuesto, para dar gracias a Jesús a través de la Santísima Virgen María.
La mayor crisis de nuestro mundo no es de salud, ni económica, sino espiritual.
Baptiste: testimonio recibido por el equipo de Marie de Nazareth, 29 de abril de 2021