Hace algunos años, yo vivía en un país extranjero sin conocer a nadie. Un día, cuando asistía a Misa por mi cuenta, mi oración se convirtió rápidamente en autocompasión. Durante toda la Misa, me sentí muy triste. Cuando me arrodillé después de la Comunión, un sollozo escapó de mis labios: “¡Jesús! ¡Me siento completamente perdida!”.
Y allí escuché las palabras del canto entonado en ese momento, un canto que nunca antes había escuchado: “Madre de Cristo, Estrella del mar, reza por el vagabundo. ¡Reza por mí!”. Era como si María hubiera bajado del cielo, hubiera colocado mi cabeza sobre su pecho y me hubiera besado en la frente, diciéndome: "Sin duda estás perdida, querida, pero yo estoy contigo”. Ese fue el comienzo de mi devoción a María, Estrella del Mar (Stella Maris en latín).
Empecé a ver a María como mi estrella-guía cuando estaba a la deriva. Por supuesto, Jesús es la luz del mundo, pero María, Stella Maris, simplemente nos está guiando a través de estos tiempos de miedo y confusión. Cuando Dios mismo parece distante, una luz sigue brillando. Dios nos dio a su Madre, la Estrella del Mar, para llamar hacia Él a todos los que se sienten perdidos.
Si te sientes lejos de Cristo debido a esta pandemia del covid, si tu vida personal es un caos y no puedes salir del lío que creaste, si has dejado de practicar tu fe, incluso si realmente te has alejado de Dios, si estás aterrorizado por lo que pueda sucederte más adelante, pídele a Nuestra Señora, Estrella del Mar, que sea tu luz en las tinieblas para llevarte a la Casa de Dios”.
Adaptado de un testimonio de Meg Hunter-Kilmer publicado en Facebook por Catholic Wife, Catholic Life, 23 de noviembre de 2020 - Pierced Hands