La última parte del mensaje de Nuestra Señora de Fátima (Portugal) a los tres niños videntes es la más compleja y controvertida. La hermana Lucía, describe en particular una "montaña empinada" escalada por un obispo vestido de blanco —¿quizás el Papa?— que muere en la cima, donde se levanta una cruz de madera rústica. A su paso, otros obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, y laicos, perecen allí a su vez.
San Juan Pablo II consideró que esta visión anunciaba el atentado del que fue víctima el 13 de mayo de 1981 en la Plaza San Pedro de Roma. En 2000, envió al cardenal Bertone a ver a la hermana Lucía para profundizar aún más en esta interpretación.
El cardenal Ratzinger, futuro Benedicto XVI, que también se interesó en el secreto, vio en él fundamentalmente una llamada a la penitencia y la promesa de la victoria final del Inmaculado Corazón de María.
La transcripción exacta del testimonio de la hermana Lucía aparece en el sitio web del Vaticano.
Adaptado de: Aleteia