En tiempos de crisis, especialmente en caso de enfermedad, nos dirigimos con bastante facilidad a Dios y a los santos. Algunos rezan en particular a la Virgen María, para que su intercesión obtenga una cura milagrosa o incluso una simple recuperación.
A menudo, nuestra salud se recupera, ya sea milagrosamente o de manera gradual. Si, al principio, damos gracias a Dios o a la Virgen María por la gracia obtenida, posteriormente, a veces nos volvemos tibios o incluso indiferentes.
San Luis María Grignion de Montfort, sacerdote francés del siglo XVIII que dedicó toda su vida a llevar las almas a Jesús a través de María, insta a los cristianos, en su libro Tratado sobre la verdadera devoción a Santísima Virgen a no caer en esta tentación.
Todavía hay devotos interesados, que solo se dirigen a la Santísima Virgen para ganar alguna causa, para evitar algún peligro, para curar una enfermedad o por alguna otra necesidad de este tipo, de lo contrario la olvidarían. Unos y otros son falsos devotos, que no son tomados en cuenta por Dios o su santa Madre.
Un "devoto interesado" es aquel que se acerca a Dios o a la Virgen María en busca de una necesidad específica. Cuando obtiene lo que busca, abandona la devoción por completo. Este tipo de devoción no es amor, sino solo un sentimiento momentáneo que pasa cuando algo cambia en nuestra vida.
La mejor y más auténtica devoción a María es la descrita por el padre de Montfort:
La verdadera devoción a la Santísima Virgen es tierna, es decir, llena de confianza, como la de un niño con su madre (…). Ella implora la ayuda de su Madre en todo momento, en todo lugar y en todas las cosas: en sus dudas, para que sean aclaradas; en sus errores, para que sean corregidos; en sus tentaciones, para encontrar apoyo; en sus debilidades, para que sean fortalecidas; en las caídas, para ser ayudado; en el desaliento, para ser animado; en los escrúpulos, para derrotarlos; en las cruces, tareas y obstáculos de la vida, para ser consolados. María es su recurso cotidiano y no se debe temer molestar a esta Madre bondadosa ni desagradar a Jesús.
[…] La verdadera devoción a la Santísima Virgen es constante. Fortalece un alma en el bien (…) No es que no caiga; pero, si cae, se levanta, extendiendo la mano a su Madre.
Adaptado de Philip Kosloski, abril 29, 2020 Aleteia