En Pellevoisin, comuna del centro de Francia, el sábado 9 de septiembre de 1876, Estela Faguette (1843-1929) recibió la novena visita de la Santísima Virgen que se le apareció al terminar de rezar el Rosario. No cabe duda de que la pobre Estela no debió sentirse muy orgullosa cuando escuchó a la Virgen reprocharle:
“Te privaste de mi visita el 15 de agosto, no tuviste la paciencia necesaria. Tienes el carácter francés, que quiere saber todo antes de aprender, comprenderlo todo antes de saber. Ayer, otra vez, podría haber venido, pero te privaste de ello. Esperaba de ti este acto de sumisión y obediencia. (…) Desde hace mucho tiempo los tesoros de mi Hijo están abiertos: ¡recen!”.
Y Estela comenta: “Mientras decía esto, la Santísima Virgen levantó la pequeña pieza de lana que llevaba sobre el pecho. Siempre había visto este pañito, sin saber qué era, porque hasta entonces lo había visto todo blanco. Cuando lo levantó, vi un corazón rojo que sobresalía muy claro. Inmediatamente pensé que era un escapulario del Sagrado Corazón. Ella dijo levantándolo: “Me gusta esta devoción”. Hizo una pausa y continuó: "Aquí es donde seré honrada".
Ver: Pellevoisin: Nuestra Señora de la Misericordia