Llamo al Magníficat el cántico sagrado del Santísimo Corazón de la Virgen María por varias razones. Primero, porque tuvo su origen en su corazón santo y salió de él antes de aparecer en su boca.
En segundo lugar, porque su boca lo pronunció impulsada por su corazón y desde su corazón corporal, espiritual y santo. Porque el corazón corporal de esta divina Virgen, lleno de una alegría sensible y extraordinaria, llevó su boca santísima a cantar este Magníficat con extraordinario fervor y júbilo. Su corazón espiritual, lleno de gozo y lleno de Dios, puso en su boca sagrada estas palabras extáticas: “Mi alma proclama la grandeza del Señor, mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador”.
Su corazón divino, es decir, su Hijo divino, que reside en su vientre bendito y habita en su corazón, y que es el alma de su alma, el espíritu de su espíritu, el corazón de su corazón, es el primer autor de este cántico. Es Él quien pone en el espíritu de su divina Madre los pensamientos y verdades allí contenidos...
En tercer lugar, el Magníficat es el cántico del corazón de la Madre del amor, es decir, el cántico del Espíritu Santo, que es espíritu y corazón del Padre y del Hijo, y que también es corazón y espíritu de esta Virgen Madre.
San Juan Eudes (1601-1680), sacerdote oratoriano.
En Le Cœur admirable de la Mère de Dieu (El corazón admirable de la Madre de Dios, 1681): El Magníficat.